viernes, 8 de abril de 2011

En EEUU millones padecen HAMBRE

Aquí millones padecen hambre. No estamos hablando de Haití, ni de países africanos, ni asiáticos, ni de las favelas sudamericanas, sino del extraordinario hecho de que en el país más rico del mundo, con el sector agrario más productivo, millones sufren de lo que se llama inseguridad alimentaria, o lo que en cristiano se traduce como no saber de dónde provendrá la próxima comida.

En Estados Unidos se permite —sin que sea escándalo nacional— que los niños no tengan lo suficiente para comer. El programa nacional de televisión de CBS News, 60 Minutes, mostró recientemente las caras y las historias de familias sin techo, cuyos hijos hablaron de lo que sienten cuando no comen lo suficiente. Más de 16 millones de menores de edad viven en la pobreza —dos millones más que antes de la crisis económica que estalló en el 2007— y se registra que es el desplome de la clase media ocurrido más rápido desde que el gobierno empezó a medirlos hace medio siglo, informa CBS News.

Muchas familias cuentan a CBS que jamás se imaginaron quedarse sin casa o sin suficientes alimentos para sus hijos, ya que gozaban de una vida de clase media. Con la crisis, todo se esfumó.

Un 16,6 % de los estadounidenses —o sea, más de uno de cada seis— sufrieron inseguridad alimentaria en algún momento del 2009, según las cifras más recientes del censo analizadas por Feeding America, la organización más grande del país dedicada a apoyar a los afectados por esta situación, en su informe reciente Map the Meal Gap (http://feedingamerica.org/).

De hecho, esta organización informa que hoy día ofrece sus servicios de apoyo a 37 millones de estadounidenses, entre ellos 14 millones de niños, un incremento del 46 % comparado con el 2006.

Hasta en la capital del país más poderoso del mundo hay cada vez más hambre. En la zona metropolitana de Washington y en los condados colindantes más de 400 000 residentes sufrieron periodos de hambre durante la recesión, según el informe reciente de Feeding America y su análisis por The Washington Post. Millones más en cada parte del país, tanto en zonas ricas como marginadas, también registraron cifras crecientes de hambre.

"Ha habido momentos en los que no he comido para que mis hijos tengan más que comer. Soy adulta, lo puedo hacer. Puedo beber agua o comerme un pedazo de pan. Pero uno no quiere que sus hijos lleguen a decir ‘mamá, tengo hambre’ una hora después de que han comido", dijo al Post Anita Emerson, madre soltera de 46 años. Estas historias se repiten a lo largo del país.

¿Y cuál es la respuesta del gobierno? Propone reducir la asistencia alimentaria a los necesitados, promover más recortes al gasto social y reducir impuestos a los ingresos de los millonarios.

Mark Bittman, crítico de gastronomía del New York Times, anunció el lunes pasado que se sumaba a un ayuno de una semana con unas 4 000 personas por todo el país, cuyo propósito es llamar la atención pública sobre las propuestas del Congreso de reducir severamente los programas de asistencia para los pobres y para los que padecen hambre en este país.

"Estos recortes, supuestamente para reducir el déficit —apenas serían una ranura— causarán en verdad que más personas mueran de hambre, vayan a la cama con hambre o vivan más miserablemente que ahora. Y la propuesta de ley incrementará el gasto en defensa", explicó. Esto, dijo, ante varias ironías: en el 2010, las ganancias empresariales crecieron a la tasa más rápida desde 1950, mientras se estableció un récord en el número de personas que dependen de la asistencia federal para comer.
Agregó que los 400 estadounidenses más ricos tienen más riqueza que la mitad de los hogares del país combinados, mientras el 45 % de los estadounidenses gastan un tercio de sus ingresos en alimento y aun así no les alcanza, y uno de cada cuatro niños duerme con hambre en este país, por lo menos por periodos.

Bittman afirma: Necesitamos juntarnos e insistir en que nuestros recursos colectivos sean utilizados para el bienestar colectivo, no para los mil, ni para el millón de estadounidenses más ricos, sino para la vasta mayoría de nosotros en Estados Unidos y, de hecho, para los ciudadanos del mundo que tienen dificultades para satisfacer sus necesidades. O para alimentar a sus hijos.Pero, al parecer, el hambre no está entre las prioridades de las cúpulas políticas o económicas de este país. Aparentemente, la inseguridad alimentaria no es asunto que se considere de seguridad nacional.

(Tomado de La Jornada, de México)

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